Opinión
El primer disparo de «Vencer o Morir» está en su trailer. El avance liberado por Prime Video es un buen resumen de sus 40 minutos iniciales. Sin embargo, en el primer capítulo aparecerán muchos detalles que serán bien apreciados por quienes conozcan sobre la historia de Chile y, en particular, la historia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Por otra parte, quienes no sepan nada de esto, tendrán que poner algo de voluntad para enganchar con la trama. Valdrá la pena, porque la velocidad de la historia aumentará progresivamente, sobre todo en el final del primer capítulo y sin duda, en varias partes del segundo.
Una serie de ficción no debe asumir ningún compromiso con la vida real. Además, la ficción puede adoptar el punto de vista que le plazca a sus creadores. Y en esta serie, la mirada se plantea desde la elite del grupo subversivo: entre aquellos que tomaban las decisiones, los que diseñaban los planes. Por eso, ya en los primeros 13 minutos aprecerán Cecilia Magni (Mariana Di Girolamo) y Raúl Pellegrin (Nicolás Furtado), mucho antes que los miembros del club de fúbtol Orompello como Fernando «El Loco» Larenas (de chapa Salomón) o Mauricio Hernández Norambuena (futuro Comandante Ramiro), entre otros.
En la vida real, estos últimos aparecieron primero. Fueron clave para la creación del Frente Cero, la semilla del FPMR. En el nacimiento del grupo se jugaron la vida para ganar una buena reputación en las poblaciones. El Frente era el que asaltaba camiones de carne para repartir pollos y cerdo entre los vecinos, en acciones que están documentadas, al alcance de una simple búsqueda de Youtube. Gracias a esto y otras cosas, recibieron como recompensa la empatía de la gente, sobre todo del Chile pobre.
De esto no hay ninguna mención en la serie. Otra vez: es ficción y tiene todo el derecho a serlo. Por una parte, a las personas que saben de la historia del FPMR no hay por qué decirles aquello que ya saben. Sin embargo, si la serie busca enganchar a las nuevas generaciones, entonces ahí sí faltó ser más explícito en explicar mejor el vínculo entre pueblo-Frente. Omitirlo puede ser fatal. Porque es distinto ejecutar un apagón para arruinarle un matrimonio a unos cuicos, versus ejecutar un apagón para reclamar por lo invisibilizadas que estaban las necesidades de comida y justicia en las poblaciones.
El segundo capítulo (permítanme un pequeño SPOILER), pareciera sugerir algo de esa cercanía frentistas-pueblo, aunque de forma muy débil. Todo parte con el grupo asaltando una micro en Valparaíso. Con armas, gritan y obligan a los pasajeros a bajarse del bus. Pero hay una anciana que tiene dificultades. Entonces, uno de los frentistas se acerca y amablemente le dice «yo le ayudo, abuelita». Es un golazo del guion. Les da humanidad a quienes siempre fueron humanos. Sin embargo, ese gesto se pierde pues el asalto en sí mismo no explica razones. O, al menos, no son trascendentes. ¿Cuál era el objetivo? ¿Cortar el tránsito no más? No habrá respuestas en el capítulo completo. Así las cosas, este acto subversivo se transforma casi en una performance, algo plástico, un acto «para lucirse» y, en ningún caso, una manifestación para reclamar contra la Dictadura.
De todas formas, es una ficción atrapante. En ese sentido, los primeros dos capítulos tienen verdaderas joyitas aunque, también, desaciertos. Acá va una lista que incluye, primero las cosas malas, para terminar con las buenas:
Desaciertos:
Decisiones sin lógica: en vez de robar un camión completo con una carga fundamental para la subversión, prefieren darse el tiempo de descargar el botín y llevarse mucho menos, en otro vehículo, a su vez más pequeño. Sí, es ilógico, pero ocurrirá. En vez de usar un simple fósforo o encendedor para incendiar un bus cuyo piso ya está repleto de combustible, se decide lanzar una bomba Mólotov, con lo que eso implica. Una bomba diseñada para ser siempre ser lanzada en exteriores, en esta serie se lanzará al interior de una micro. Ilógico, pero ocurrirá
Escenas melosas o con clichés: mencionaré solo un ejemplo. Hay una escena en que el Comandante Rodrigo le entrega a la futura Comandante Tamara una linterna. Esto desató las risas entre la prensa. Se supone que la escena está pensada para generar otras sensaciones: pasión, enamoramiento. Quizás se buscaba generar amor, pero se generó humor: dos letras de diferencia.
Al borde de reprobar el Test de Bredchel. Hay que invocar al VAR:
– ¿Aparecen al menos dos personajes femeninos? Sí
– ¿Se mencionan sus nombres? Sí
– ¿Mantienen una conversación que no tenga a un hombre como tema? Casi no.
La Comandante Tamara habla con su hermana, quien le pregunta «¿y estay con alguien? (refiriéndose a un hombre). Next. Habla con su nana (interpretada por Tamara Acosta), quién confiesa una cruda situación sobre su esposo. Next. Habla con su estudiante Patty Vergara, quien le indica que la CNI busca a Esteban. Next. La única que está al borde de pasar la prueba es Hilda, madre de Patty Vergara. Es la única conversación entre dos mujeres, con nombre cada una de ellas, en donde el tema es otra mujer: la joven estudiante. Pero esta escena dura segundos y muy breves. De hecho, cuando vuelven a hablar, otra vez el tema de conversación es… Esteban (interpretado, por cierto, por Lucas Bolvarán).
– Bonus: reitero que es ficción, pero en la historia verdadera, otra mujer fue la que asaltó la Radio Minería: Fabiola, una misteriosa militante que, además, empuñó las armas y disparó junto a todos los fusileros el día en que se produjo el atentado a Pinochet. En los primeros dos capítulos… ni menciones de ella. Es posible que no aparezca en la serie, pues son solo ocho capítulos. Hubiese sido un buen personaje femenino para que dos mujeres conversaran sobre algo más que de hombres.
Aciertos/Joyitas:
La música: sonarán Los Peores de Chile, Los Fiskales Ad-Hok, Los Miserables, entre otros. Si bien las canciones no necesariamiente coinciden con el año en que se desarrolla la historia, la selección de ese estilo musical y no trap, hip-hop o género urbano es una excelente decisión. Joyita.
Easter eggs/referencias a la vida real: en el primer capítulo se hará referencia a Jack Lemmon, pero no es algo suelto. El verdadero «easter egg» es la película «Missing» de Costa Gavras, ganadora de Oscar. Hay también referencias a las vedettes de la época que, sin decirlo, apuntan a «Sabor Latino» de TVN. En fin. Hay otros más, pero decirlos sería realizar spoilers. Bien hecho.
Excelente dirección de arte: ningún artículo de la decoración o de las escenografías está puesto al azar en los primeros dos capítulos. Los ojos más observadores siempre encontrarán pifias, pero, si es que las hubiese, de verdad son menores. Excelente trabajo.
Buen paralelismo con la historia real: no es documental, es una ficción. Pero una ficción que, al menos, en los primeros dos capítulos es bastante cercana a la historia real. Habla de un muy bien del talento de su creadora, Josefina Fernández, así como de todo el equipo que está detrás de la obra.
«Vencer o Morir» es, en definitiva, una serie que dará que hablar. Se estrena este 18 de octubre y en pantalla se encontrarán Mariana Di Girólamo y Cristián Campos, que es el «elefante blanco» que podría tener la producción. Sin embargo, omitiendo esa polémica en particular, es una obra pensada precisamente para conversar sobre historia de Chile. En esa misión, cumplirá su objetivo.
Por Jaime Liencura, periodista.
*Artículo escrito tras visualización de lanzamiento a la prensa de los primeros dos capítulos, vía gentileza de Prime Video.