En abril, mes en que mundialmente se conmemora la Salud, se vuelve fundamental ampliar la mirada y poner sobre la mesa no solo el bienestar físico, sino también el mental. Este año, la conversación se ha volcado hacia un tema que por mucho tiempo fue ignorado: la salud mental.
Pese a que la salud se asocia con exámenes médicos, alimentación o ejercicio; hoy la ciencia y los especialistas coinciden en la importancia de los hábitos cotidianos. Frente al auge de trastornos como la ansiedad, el estrés crónico y la depresión, es urgente integrar el equilibrio emocional y psicológico como parte esencial del cuidado diario.
“El bienestar emocional no depende solo de factores externos o grandes decisiones, sino de la forma en la que decidimos vivir nuestro día a día. Los hábitos saludables actúan como un escudo protector frente al desgaste mental”, explica el psiquiatra Dr. Raúl Sánchez, director del Centro Clínico del Ánimo y Ansiedad.
Hábitos que suman
Dormir bien, alimentarse de manera equilibrada, mantener una rutina de movimiento físico, cultivar relaciones sanas o incluso tomar pausas durante la jornada laboral, pueden parecer acciones pequeñas, pero tienen un impacto a largo plazo que es significativo.
“El cuerpo y la mente están profundamente conectados. Cuando cuidamos uno, el otro responde. No es coincidencia que quienes mantienen una rutina establecida, con espacios de descanso y autocuidado, enfrenten mejor los periodos de crisis emocional”, afirma el Dr. Sánchez.
De acuerdo con la evidencia, la repetición de estas conductas contribuye a regular los niveles de cortisol, la hormona del estrés, mejora la concentración, fortalece la autoestima y favorece la producción de neurotransmisores como la serotonina, vinculada directamente al estado de ánimo.
Cuidar la mente también es prevención
“El gran error es esperar a estar mal para cuidar nuestra salud mental. Al contrario, al integrar buenos hábitos se previene el malestar y se construye una base emocional sólida, para poder resistir el estrés cotidiano”, advierte el especialista.
Según el siquiatra muchos de los pacientes que llegan a consulta, lo hacen cuando ya sienten que han perdido el control de su rutina: insomnio, aislamiento, irritabilidad o falta de energía son señales frecuentes. “Y muchas veces el tratamiento comienza por recuperar pequeñas prácticas que habían dejado de lado: dormir, comer, hablar con alguien, moverse. Volver a lo simple,” explica.
En este Mes de la Salud, la conversación en torno a la salud mental comienza a liberarse de estigmas. Más allá de los diagnósticos, cada vez más se promueve una cultura del bienestar donde los hábitos dejan de ser una exigencia y se entienden como una forma real y accesible de autocuidado.
“Invitar a las personas a cambiar sus actividades diarias no es imponerles una rutina perfecta; sino recordarles que cada granito de arena suma, y que vivir bien también implica darnos tiempo para respirar, sentir y conectar”, concluye el Dr. Sánchez.