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Plásticos flexibles y el desafío de su recolección

  •  Por Fernanda Valdivieso, Directora Pacto Chileno de los Plásticos.

¿Cuáles son los envases flexibles? Es la primera pregunta que surge al presentar nuestra más reciente campaña “Duro con el Flexible”. Lo cierto es que estamos rodeados de ellos en nuestra vida cotidiana: envases de pan de molde, tallarines, arroz, pañales, detergente en polvo, papel higiénico, galletas, cereales, hamburguesas, packs y bebidas, por mencionar algunos. 

Ocurre que los envases flexibles están en todas partes, se trata de un material cada vez más usado por la industria alimenticia y la de limpieza a nivel mundial para el envasado dadas sus características apropiadas para la conservación: son impermeables y tienen alta resistencia a la temperatura; tienen bajo peso en relación a su superficie; su transporte es barato y eficiente; y son versátiles para adaptarse a las particularidades de embalaje de distintos tipos de productos. Los flexibles, además, son altamente reciclables, en la medida que sean diseñados y dispuestos correctamente. Y ahí está el problema al que nos enfrentamos en la actualidad: a diferencia de otros plásticos, los flexibles domiciliarios no tienen una recolección continua a pesar de su alto potencial de reciclaje. Se utilizan de forma desechable, y en la práctica son escasamente reciclados.

En el mundo se producen cerca de 50 millones de toneladas de envases flexibles, lo que representa cerca de un 40% de todos los envases de plástico por peso. En Chile, en tanto, se generan y consumen productos con envases flexibles equivalentes a 341.984 toneladas anuales, y solo se recicla el 7,9%, que corresponde casi exclusivamente a envases flexibles de posconsumo industrial. Lo demás, termina en rellenos sanitarios o, en muchos casos, en el medio ambiente.

La campaña “Duro con el Flexible” en la que nos encontramos trabajando como Pacto Chileno de los Plásticos, consiste en separar y recolectar envases de plástico flexible a nivel comunal, para luego clasificarlos y reciclarlos. Comenzamos piloteando en Lo Barnechea y continuamos con Ñuñoa, comunas que utilizan un sistema de reciclaje de flujo único, facilitando así la participación de los vecinos. El llamado es a incorporar dos tipos de plásticos flexibles al contenedor de reciclaje, el PP5 flexible (polipropileno flexible) y el PE4 flexible (polietileno de baja densidad), etiquetados con los números 5 y 4, respectivamente.

Tras ser separados y clasificados, los plásticos flexibles son valorizados para ser reaprovechados como materia prima para la fabricación de nuevos productos, cerrando el circuito de la economía circular. Además de las comunas con las que estamos trabajando, en esta campaña participan muchos de nuestros socios del Pacto Chileno de los Plásticos, como productores de alimentos con envases de estas características, o valorizadores que reciclan este material, y que, en este caso, lo transforman en bolsas de basura, y zuncho. 

El reciclaje de los plásticos flexibles es hoy en día un desafío, principalmente en la recolección. Es en esta etapa donde existen las mayores dificultades para poder avanzar a las posteriores que permitan su valorización, y así lograr la circularidad de este material. Por eso es tan importante que los consumidores reconozcan, y luego incorporen estos envases limpios en el contenedor de reciclaje.

La Ley REP próxima a implementarse en nuestro país se viene a hacer cargo de los envases y embalajes domiciliarios y no domiciliarios, para colectarlos de manera gradual. Nuestro objetivo con esta campaña es concientizar para que todos y todas comencemos a incorporar los hábitos que nos permitan aprender a diferenciar entre distintos tipos de envases que tienen que ser separados porque son materiales con el potencial de ser reciclados.