Por Christian Bordon, director Peer Coach
¡Llego Julio!
¿Cuántos memes te han llegado?
Al parecer julio está cargado de creencias y predicciones que anticipan los resultados de nuestros pensamientos, e incluso limitan nuestras acciones al predisponernos a condiciones futuras que damos por “hechos”. Este efecto psicológico lo denominamos “Profecías Autocumplidas” o “Efecto Pigmalión” que es el proceso psicológico que provoca una expectativa respecto a determinados hechos futuros aumentando la posibilidad que ocurra.
¿Cómo son tus expectativas de julio, positivas o negativas?
Pareciera ser una pregunta simple pero quizás puede ser la pregunta más importante que te puedes hacer hoy. Tus expectativas son órdenes directas para tu cerebro que se articula para predisponerse y poner atención selectiva a los pensamientos que conducen a los resultados que “esperas”.
Tú y yo sabemos que este fenómeno es familiar y recurrente, pero ¿Cómo utilizarlo a nuestro favor en el trabajo?
Desde la Programación Neurolingüística y el Neuromarketing podemos traer recursos para lograrlo y aquí te voy a entregar cinco consejos para construir tus propias profecías autocumplidas:
Primero: Creencia, las profecías son verbalizadas desde lo que creemos.
Segundo: Dominio, es decir, construye creencias que dependan de ti.
Tercero: Positivo, esas creencias deben contemplar expectativas positivas.
Cuarto: Acción, deben estar enfocadas a generar movimiento.
Quinto: Tiempo, las expectativas debe ser cumplidas a corto o mediano plazo. Así tu cerebro estará atento a que se cumpla y lo transformará en profecía autocumplida.
Ejemplos de profecías autocumplidas en tu trabajo:
1: “No puedo cambiar el pasado, pero si el futuro”. Profecía de meta, desempeño y superación.
- “Me rodeo de personas mejores que yo y que quieren que yo sea aún mejor”. Profecía sobre autovaloración positiva, identidad de equipo y orgullo.
- “Los días se ganan”. Profecía de proactividad y autocrecimiento.
- “Si fuera simple yo no estaría aquí”. Profecía de ambición y actitud.
- “Se pensó y se hizo”. Profecía para evitar procrastinar.
Recordemos que el trabajo es mucho más que un lugar donde somos retribuidos económicamente, es también un espacio de crecimiento, compartir, conocer, aprender, satisfacción, orgullo e identidad. Y esto también es una profecía autocumplida.